Martín Zambrano Echenique desarrolla su práctica escultórica a partir del ensamble de metales en desuso, privilegiando la identidad de cada fragmento que compone la obra. Su proceso parte de una atención minuciosa a la textura y la historia de los materiales —chatarra, madera, elementos industriales— que se transforman en cuerpos expresivos sin perder su origen. “El hacer diario es el motor de mi trabajo”, afirma el artista, cuya obra conjuga constancia, oficio y una mirada lúdica sobre lo natural.

 

Lejos de buscar una representación literal, Zambrano Echenique recurre a formas orgánicas y figuras del reino animal como disparadores de una poética visual que insinúa más que narra. Sus esculturas, muchas veces híbridas, evocan criaturas imaginadas desde la intuición y la expresividad, eludiendo cánones anatómicos para afirmar una lógica sensible propia.

Su formación y trayectoria están ligadas a la escena artística del norte argentino, con fuerte presencia en Salta, Tucumán y Córdoba. A lo largo de los años ha recibido premios y distinciones en salones nacionales y provinciales, y ha expuesto en espacios como el Museo de Arte Contemporáneo de Salta, el Centro Cultural América, el Museo Marítimo de Ushuaia y el Paseo del Buen Pastor de Córdoba. En Buenos Aires, participó en muestras colectivas en Cultura Viva, Espacio Bencich y otras iniciativas independientes.

 

Con una obra que cruza escultura, pintura y dibujo, Zambrano Echenique afirma una estética del reciclaje que es también una ética: trabajar con lo que queda, dar forma a lo descartado, construir belleza desde lo residual.